Jesús era vegetariano
“Los
animales son criaturas de Dios, no son propiedad humana, ni utilidades, ni recursos, ni mercancías, sino seres preciosos a
la vista de Dios. …Los cristianos que tienen la mirada fija en el horror de la crucifixión están en posición de comprender
el horror del sufrimiento inocente. La Cruz de Cristo es la identificación absoluta de Dios con el débil, el desvalido, y
el vulnerable, pero más que nada con el sufrimiento del desprotegido, indefenso e inocente”.
—Reverendo
Andrew Linzey
¿Por qué los cristianos deberían
ser vegetarianos?
El
mensaje de Jesús es de amor y compasión, sin embargo no hay nada de amoroso o compasivo en los mataderos y en las granjas
industriales, donde los animales llevan vidas miserables y son asesinados de una forma violenta y sangrienta. Jesús ordena
bondad, misericordia, compasión y amor hacia toda la creación de Dios. Él estaría horrorizado por la cantidad de sufrimiento
que ocasionamos a los animales para complacer el gusto que hemos adquirido por su carne.
Los
cristianos tenemos una elección. Cuando nos sentamos a comer, podemos aumentar el nivel de violencia, sufrimiento, y muerte
en el mundo, o podemos respetar Su creación y trabajar por la paz.
Elige
compasión, no crueldad
El Jardín del Edén, el mundo perfecto de Dios, era vegetariano (Génesis 1,29-30). Acto seguido,
Dios llama "buena" a esta relación ideal y no?explotadora (Génesis 1,31). De allí siguieron muchos años de humanidad caída,
cuando las personas tomaron esclavos, hicieron guerras, comieron animales y cometieron otros actos violentos. Pero los profetas
nos dicen que el reino pacífico será no?violento y vegetariano; incluso el león habitará con el cordero (por ejemplo, Isaías
11). Jesús es el Príncipe de Paz que abre esta nueva era de no?violencia. Cuando los cristianos oramos "Que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo", la oración que nos fue enseñada por Jesús, esto nos obliga a cambiar nuestras vidas, a elegir
aquello que sea lo más misericordioso y amoroso posible. No habrá granjas industriales ni mataderos en el cielo.
Dios
creó a todos los animales con la capacidad de sentir dolor y sufrimiento. Pero en las granjas industriales actuales a los
animales se les cortan los cuernos, el pico y son castrados sin anestesia. Para aumentar al máximo las ganancias, son hacinados
en el menor espacio posible y son reproducidos genéticamente. Esto ocasiona que casi todos sufran de cojera, deformidades
en las patas o fracturas, pues sus miembros no pueden desarrollarse al ritmo de sus cuerpos científicamente aumentados. Por
último, son transportados sin alimento ni agua y expuestos a la intemperie, para acabar en una espantosa e infernal muerte.
Compasión y respeto por todos los seres que sufren
Una dieta vegetariana es buena para tu salud
y le ahorra a los animales violencia y sufrimiento inimaginables. Recuerda: lo que hacemos con nuestros hermanos más pequeños,
lo hacemos con Él.
¿Jesús era vegetariano?
Jesús
es amor y compasión en forma humana, y la evidencia de que él era vegetariano es fuerte.
Por
ejemplo, en los tiempos de Jesús, el sacrificio de animales era una excusa de los seres humanos para comer carne, y Jesús
se opuso a este tipo de sacrificios a cada instante. Expulsó del templo a quienes vendían animales para el sacrificio y el
consumo, instituyó el bautismo en lugar de la matanza de animales, dijo que Dios “requiere compasión, no sacrificios”,
y eliminó completamente el sacrificio de animales en la Última Cena (una comida vegetariana de Pascua).
Dios
creó a cada animal con la capacidad para sentir dolor y sufrimiento. Pero en las granjas industriales actuales, a los animales
se les cortan los cuernos, el pico, y son castrados sin anestesia. Para aumentar al máximo las ganancias, son hacinados en
el menor espacio posible. La mayoría de animales es confinada en espacios tan pequeños que apenas pueden moverse. Muchos nunca
ven la luz del día o no sienten el suelo o el pasto bajo sus pies. Finalmente, los transportan sin alimento ni agua, a través
de toda clase de climas, hacia una espantosa e infernal muerte.
Compasión y respeto por todos los
seres que sufren
Una
dieta vegetariana es buena para tu salud y le ahorra a los animales violencia y sufrimiento inimaginables. Recuerda: lo que
hacemos con el más pequeño, lo hacemos con Él.
Análisis básico
El
motivo principal de esta campaña es el llamado de Jesús a la misericordia, la compasión y a la manera en cómo los seres humanos
tratan a los animales. No hay nada de misericordioso o compasivo en patrocinar las industrias que encierran, torturan, y matan
criaturas de Dios por la sola razón de que la gente haya adquirido un gusto por la carne.
El reino apacible
En
el día sexto, Dios creó a los animales y a los seres humanos, y en Génesis 1:28, Dios ordena el cuidado de los animales por
parte de los humanos, estableciendo inmediatamente después una dieta vegetariana (“Yo les entrego, para que ustedes
se alimenten, toda clase de hierbas, de semilla y toda clase de árboles frutales”). La ley eterna de Dios, dada a los
seres humanos en el Génesis, declarada por los profetas, y reiterada por Jesús, es la ley del amor y la compasión: “Sé
misericordioso, como tu Padre celestial es misericordioso”.
Jesús el Misericordioso
Jesucristo
nació en un pesebre, entre los animales. Él y Juan el Bautista se unieron a muchos otros Judíos que reprobaban el sacrificio
de animales y apoyaban el vegetarianismo. Una práctica a la cual Jesús se unió para respaldar a estos Judíos vegetarianos
es el bautismo para el perdón de los pecados del hombre, y así reemplazar la matanza de animales en el templo. Finalmente,
fue crucificado por condenar la cultura del templo —la cultura de vender animales para el sacrificio. Después de la
matanza, los animales serían comidos. El singular acto de Jesús enfrentándose directamente con las autoridades se lleva a
cabo aquí, en el matadero de la Palestina del siglo primero. Inmediatamente, los escribas y sacerdotes principales “buscaron
una manera de destruirlo”.
La
evidencia de que Jesús y sus primeros seguidores eran vegetarianos es fuerte. Las elocuentes escrituras de muchos de los primeros
líderes de la Iglesia dicen que, para citar a San Jerónimo, “Jesucristo, quien apareció cuando el tiempo se había cumplido,
ha unido nuevamente el fin con el principio, así que ya no está aceptado que sigamos comiendo carne animal”. Considerando
el predominio de santos vegetarianos, sería peculiar que Jesús no fuera vegetariano.
De
hecho, no existen escrituras en las cuales se diga que Jesús comió cordero, lo que él seguramente habría comido en la Pascua,
si no hubiera sido vegetariano. En los días de Jesús había muchos Judíos que eran vegetarianos por su fe, como los hay en
la actualidad. Los
no–vegetarianos comieron cordero en la pascua, pero los vegetarianos comieron únicamente pan ázimo
(pan sin levadura), como, parece, hizo Jesús.
La
evidencia indica que los primeros relatos acerca del milagro de la multiplicación (la historia de los panes y los peces) no
incluyeron originalmente pescado. Jesús, cuando se refiere al milagro, habla únicamente del pan (Mateo 16:9-10, Marcos 8:19-20,
Juan 6:26). Los peces fueron agregados a las historias por una variedad de razones, una de las cuales es que la iglesia Cristiana
fue y es identificada con el pescado. La palabra Griega para pescado, ictus, contiene las palabras que constituyen la frase
“Jesucristo Hijo de Dios y Salvador” (Iesous Christos Theou Uious Soter). Los peces son un símbolo de los Cristianos,
la multiplicación un pronóstico, quizás, de la naciente Iglesia de Cristo.
Siguiendo a Jesús hoy
Billones
de animales son sacrificados cada año para alimento. La gran mayoría son criados en “granjas industriales”, donde
son hacinados y se les cortan los cuernos, el pico, y son castrados sin anestesia. Su desenlace es traumático y ocurre después
de un horroroso y frecuentemente doloroso viaje. Cada uno de estos animales tiene la capacidad para sentir dolor y sufrimiento,
así como los gatos, los perros, como la tienen otros animales, y de hecho, así como nosotros la tenemos. Sin duda alguna,
los Cristianos deberían seguir al misericordioso Cristo siendo bondadosos con los animales, y no hay nada de bondadoso en
la manera en que éstos son criados y vendidos para alimento actualmente. Lo que hacemos con el
más pequeño, lo hacemos con Él.
Preguntas habituales
¿Cómo se pueden usar las Escrituras
para probar que Jesús era vegetariano, mientras no se tiene en cuenta que las Escrituras están en desacuerdo con esa evaluación?
Hay
un adagio que dice, “La Biblia puede usarse para justificar cualquier posición”. En cierta medida, esa es una
declaración aceptable. Leyendo las Escrituras, a uno se le presentan muchos mensajes que no pueden coexistir. Aquí es donde
la teología interviene para darle sentido a los textos sagrados, intentando comprender el significado apropiado de su divinidad
y existencia.
Los
más prestigiosos teólogos consideran la interpretación Bíblica como el producto de una “revelación progresiva”;
es decir, nuestra comprensión evoluciona a través del tiempo, del mismo modo que nuestra comprensión de la ciencia o la lingüística
o incluso las computadoras evoluciona a través de los años. No hay una verdad invariable ni válida para toda la eternidad.
Por ejemplo, hace 200 años, era bien visto por la mayoría de la gente ser un Cristiano esclavista; hace 300 años, Galileo
fue sentenciado a la cámara de tortura por su creencia de que la Tierra no es el centro del universo; hace 500 años, Martín
Lutero declaró que “las casas y las sinagogas de los Judíos debían ser quemadas” y llevados a la muerte los Judíos
que intentaran adorar o enseñar en público. Hoy, a pesar de los textos Bíblicos que justifican estas y otras atrocidades,
comprendemos que la naturaleza de Dios no admite la esclavitud, la tortura, y el antisemitismo.
El
estudio y los nuevos descubrimientos, así como también un creciente desarrollo de las ideas, la ética, y los objetivos comunes,
condicionan la manera en que vemos la revelación Bíblica. Dios, en las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento), exige la muerte
para toda clase de “pecados”, desde el adulterio hasta la hechicería e inclusive hasta por maldecir a los propios
padres. Una historia en el libro de Números cuenta de un hombre que reúne madera en el Sabat y fue apedreado hasta la muerte
enfrente de Moisés, “como Yahvé había mandado”. La mayoría de los Patriarcas tuvieron esclavos y varias esposas.
Samuel, hablando en nombre de Dios, ordena a Saúl que “mate hombres y mujeres, jóvenes y niños, bueyes y ovejas, camellos
y burros” (1 Samuel 15). El Papa Juan Pablo II ha dicho que cualquier interpretación de las Escrituras que contradiga
una comprensión racional de la bondad y la misericordia de Dios es incorrecta.
De
la misma forma, efectivamente, hay pasajes Bíblicos que justifican el comer y explotar animales. No obstante hay muchos otros
pasajes que justifican el asesinato de inocentes en la guerra, tomar esclavos, quemar brujas, el antisemitismo, y otras acciones
claramente inmisericordes, violentas e inmorales. Las Buenas Nuevas es que hay argumentos Bíblicos en mayor cantidad y mucho
más fuertes en pro de tratar a todos los animales, humanos o no, como los prójimos de Dios, dignos de respeto y compasión,
para cuidarlos, no para explotarlos, torturarlos, o matarlos.
La
mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo en que causar daño a un perro o un gato es inmoral —incluso anticristiano.
Es racional y Bíblicamente acertado proponer, entonces, que hacer daño a cualquier ser vivo, incluyendo vacas, pollos, cerdos
y peces, es igualmente inmoral. Un Dios amoroso y misericordioso, el Dios de los profetas y del apacible jardín del Edén,
no aprobaría el abuso de animales. El “Príncipe de Paz” profetizado en Isaías, es Jesucristo, según la tradición
Cristiana. Sería inconcebible para el Príncipe de Paz comer animales, considerando el plan original de Dios para el jardín
del Edén, y la visión de Isaías acerca de “el fin de los tiempos”—cuando incluso el león yacerá con el cordero,
y la violencia y el derramamiento de sangre dejarán de existir.
¿No come Jesús pescado después de
la resurrección, y sirve pescado durante el milagro de la multiplicación?
Las
únicas Escritas que describen a Jesús comiendo o proveyendo carne de cualquier tipo involucran pescado: después de la resurrección,
se menciona a Jesús comiendo pescado con los discípulos; durante su vida se le muestra multiplicando peces y panes para alimentar
a los campesinos que se han reunido para oírlo predicar.
Pensar
en estas historias a la luz de toda la evidencia de que Jesús fue un vegetariano quien tomó la compasión por los animales
muy seriamente, nos ayuda a recordar que Jesús habló en Arameo, los Evangelios fueron escritos en Hebreo varias generaciones
después de la resurrección, y las primeras versiones que tenemos son traducciones Griegas del siglo cuarto —después
de más de 300 años, dos traducciones, y muchas transcripciones postresurrección.
¿Entonces cuán cierto son las historias
acerca del pescado en la vida de Jesús?
La
evidencia indica que las historias postresurrección son adiciones tardías a los Evangelios, y que los primeros relatos del
milagro de la multiplicación (la historia de los panes y los peces) no incluyeron originalmente pescado.
Consumo de pescado postresurrección
La
mayoría de los expertos concuerdan en que las narraciones postresurrección de Jesús comiendo pescado fueron agregadas a los
Evangelios mucho tiempo después que éstos fueron escritos, con el fin de poner orden a diversos cismas de la temprana Iglesia
(por ejemplo, los Maronitas y otros primeros Cristianos creyeron que Jesús no volvió realmente en la carne ¿qué mejor manera
de probar que sí lo hizo que describirlo comiendo?). Los escribas que agregaron las historias no eran, aparentemente, renuentes
a comer pescado. Pero dado que ésta es la única alusión en cualquier parte de los Evangelios de Jesús comiendo cualesquiera
animales en modo alguno, claramente se ve que él fue vegetariano.
Los Panes y los Peces
Aunque
la definición técnica de un vegetariano no sería contradicha por el hecho de multiplicar peces que ya están muertos para alimentar
gente cuyo gusto no está opuesto a comer pescado, hay algunos puntos interesantes que se deben observar en esta historia.
El primero, los discípulos preguntan a Jesús dónde conseguirán suficiente pan para alimentar a las multitudes, sin pensar
nunca en comprar pescado u otros productos animales, y sin sugerir jamás una expedición para pescar, a pesar de estar al lado
de un mar. También, la evidencia indica que la historia de los panes y los peces no incluyó originalmente el pescado. Por
ejemplo, los primeros relatos (pre–Evangelio) de este milagro no incluyen el pescado, y Jesús, cuando se refiere al
milagro, habla únicamente del pan (por ejemplo, Mateo 16:9-10, Marcos 8:19-20, Juan 6:26).
Los
peces fueron agregados a las historias por escribas Griegos, probablemente porque la palabra Griega para pescado, ictus, es
una abreviatura de la frase “Jesucristo Hijo de Dios y Salvador” (Iesous Christos Theou Uious Soter). Desde luego,
el pescado es todavía un símbolo de la Cristiandad actualmente. En ésta muy probable interpretación, la multiplicación representa
un pronóstico de la naciente Iglesia, y no tiene nada que ver con comer animales.
También,
algunos expertos sostienen que la palabra Griega para “alga–pescado” (un alga seca) ha sido traducida erróneamente
en esta historia como “pescado”. Es indudablemente cierto que la alga-pescado se encontraría más probablemente
en una canasta con el pan, y ésta es todavía un alimento popular entre los campesinos Judíos y Arabes iguales a la gente con
quien Jesús hablaba.
Conclusión
¿Así
pues, qué tuvo que decir definitivamente Jesús sobre la pesca? Jesús invita a muchos pescadores para que se alejen de su ocupación
de matar animales y manifiesta por medio de ellos el mostrar compasión por todos los seres, citando a Oseas: “Yo quiero
compasión, y no sacrificios”. En cada ocasión, ellos abandonan inmediatamente su ocupación de pescadores para seguir
a Jesús (por ejemplo, Marcos 1:16-20). Esto se asemeja al llamado de Jesús a otras personas que se encuentran implicadas en
actividades que no están en conformidad con su mensaje de misericordia y compasión.
Varios
billones de peces son asesinados cada año para alimento en este país. Todos comprendemos que es inmoral, contrario a la misericordia
Cristiana, torturar perros y gatos. Es igualmente anticristiano torturar o matar (o pagar a otros para que torturen o maten)
peces y otros animales. Aunque los peces no sean capaces de gritar de dolor, tienen la misma capacidad para sufrir y el mismo
derecho a nuestra compasión Cristiana como lo tienen los perros, los gatos, y otros seres humanos.
¿No otorgó Dios dominio a los humanos
sobre los animales?
Históricamente,
las Escrituras se han usado para justificar la esclavitud, el abuso infantil, el abuso conyugal y la poligamia, así que debemos
tener cuidado de no emplearlas erróneamente para justificar la matanza de animales.
Según
el libro de Génesis, Dios creó a todos los animales, incluyendo seres humanos, en el día sexto. En Génesis 1:28, Dios dice:
“Manden a los peces del mar y a los pájaros del cielo y a cuanto animal viva en la tierra”. Inmediatamente después,
en Génesis 1:29, Dios afirma: “Yo les entrego, para que ustedes se alimenten, toda clase de hierbas, de semilla y toda
clase de árboles frutales”. Cualquier cosa que signifique la palabra que se traduce como “mandar”, no quiere
decir que nosotros tenemos el derecho a matar y comer animales. De hecho, la mayoría de los teólogos reconocen que esta palabra
se traduce más acertadamente como “proteger”, y que el significado de este texto es que se supone que los humanos
sean los encargados y los guardianes, protegiendo y respetando a todos los seres con quienes compartimos el regalo de la creación.
El
Teólogo Reverendo Andrew Linzey afirma que “Necesitamos un concepto de nosotros mismos en el universo no como la especie
dominante sino como la especie sirviente —como la única a quien se le asignó la responsabilidad y el bienestar de todos.
Debemos trasladarnos de la idea de que los animales nos fueron dados y fueron hechos para nosotros, hacia la idea de que fuimos
hechos para la creación, para servirla y para asegurar su conservación. Esto es realmente un poco más de la teología del Capítulo
Dos del Génesis. El jardín está hermosamente elaborado y lleno de vida: los humanos son creados específicamente para encargarse
de él”.
Génesis
9, el texto frecuentemente citado como justificación para comer animales, es reconocido por la mayoría de los teólogos ya
sea como una concesión postdiluviana temporal (toda la vegetación se había destruido) o como una concesión al pecado humano
(Génesis 9 también se usa para justificar la esclavitud). San Jerónimo escribió: “En cuanto al argumento de que en la
segunda bendición de Dios (Génesis 9:3) se dio permiso para comer carne —un permiso que no fue dado en la primera bendición
(Génesis 1:29)— permítanles saber que así como el permiso para divorciarse, según las palabras del Salvador, no fue
dado desde el comienzo, pero fue otorgado a la raza humana por Moisés a causa de la dureza de nuestros corazones (Mateo 19),
de igual manera el comer carne era desconocido hasta el Diluvio...”
¿No exige Dios sacrificio de animales?
No.
Las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento) y Cristianas (Nuevo Testamento) se oponen al asesinato de animales, desde el comienzo
hasta el fin. En las Escrituras Hebreas, Dios es amor —desde el apacible Jardín del Edén hasta las visiones del fin
de los tiempos de los profetas, donde incluso el león yacerá con el cordero. En las Escrituras Cristianas, todo el ministerio
de Jesús está en contra del sacrificio de animales, desde su primera actividad (el bautismo) hasta la última (la crucifixión).
Curiosamente, la pregunta acerca del sacrificio de animales está en medio de la pregunta sobre el vegetarianismo de Jesús,
ya que el sacrificio de animales era seguido por el consumo de sus cadáveres.
Las Escrituras Hebreas:
No
existe el sacrificio de animales en el mundo ideal de Dios, como está representado en el Jardín del Edén y en la montaña sagrada
de Dios pronosticada por los profetas (Isaías 11). De hecho, el Jardín es enteramente vegetariano (Génesis 1:29), y Dios nunca
exigió la matanza de animales (Jeremías 7:22).
Miqueas,
Amós, Isaías, Jeremías, y Oseas condenan el sacrificio de animales. Oseas y Jeremías afirman explícitamente que los seres
humanos crearon el sacrificio de animales como una excusa para consumir carne: “Si me ofrecen sacrificios, es sólo por
el interés de comerse la carne. Pero Yahvé no los acepta y, en adelante, va a tener presente su falta, va a castigar sus pecados
y los va a mandar nuevamente a Egipto”. (Oseas 8:13).
Las
Escrituras Hebreas se han usado a través del tiempo para justificar muchas atrocidades, desde la esclavitud, la quema de brujas,
la Inquisición, hasta el abuso conyugal e infantil. Galileo fue sentenciado por el Papa a ser torturado hasta que se retractara
de la herejía acerca de que la Tierra gira alrededor del Sol, lo cual es contradicho por el Génesis. Según el Levítico, las
brujas debían ser quemadas, y los adúlteros, los niños desobedientes, y las personas que infringen el Sabat debían ser apedreados
hasta la muerte. Los leprosos e incapacitados eran sucios y no debían entrar en el templo. En el libro de Números (16) un
pobre hombre fue apedreado hasta la muerte por reunir madera en el Sabat. Es asesinado por Moisés y los Israelitas como Dios
manda. A Lot se le considera honrado, incluso después de ofrecer sus hijas vírgenes a los hombres que se encuentran fuera
de la entrada en la historia de Génesis (19).
El
punto aquí no es que Dios sea violento y cruel. Dios es amor, como lo dejan en claro Sus palabras mediante los profetas. El
Antiguo Testamento es más una historia que una explicación del propósito de Dios, con excepción del Jardín del Edén (el mundo
ideal de Dios, por el que todos nosotros debemos esforzarnos) y las visiones Proféticas (donde Él nos dice que para conocerlo
se debe ser justo, misericordioso, y humilde). El consumo de carne hace parte de la creación caída, como apedrear a alguien
por adulterio y la conducta de “ojo por ojo”, ambas de los cuales son exigidas por Dios según una anticuada lectura
de las Escrituras Hebreas, pero son denunciadas por los profetas y condenadas por Jesús como una interpretación equivocada.
Las Escrituras Cristianas:
Jesús
se opone al sacrificio de animales desde la primera actividad de su ministerio (el bautismo) hasta la última (la crucifixión).
Su vida está dedicada a predicar la compasión y la misericordia, y se opone explícitamente al culto del Templo, un culto de
sacrificio de animales. Cuatro puntos son especialmente importantes:
Primero,
en los tiempos de Jesús, el sacrificio de animales era considerado por muchos como el único método para el perdón de los pecados.
Los Judíos vegetarianos radicales vieron la ley eterna de Dios, la ley del Jardín del Edén y los Profetas (por ejemplo, Oseas
2:18, Isaías 11:6-9), e instituyeron el bautismo para el perdón de los pecados. Así, en el curso de su ministerio, Jesús expresa
varias veces, citando a los profetas, que sus seguidores deben comprender lo que Dios quiere decir cuando Él se expresa a
través del profeta Oseas, “Yo quiero compasión, y no sacrificios”. (Mateo 9:13, 12:6-7). Dios habla aquí del sacrificio
de animales.
El
énfasis sobre el bautismo en el Evangelio y en Hechos de los Apóstoles no tiene el mismo impacto en nosotros de lo que tenía
en la Palestina del siglo primero, pero la gente de los tiempos de Jesús entendía que el bautismo representaba un rechazo
completo de la violencia y el derramamiento de sangre involucrados en el asesinato de animales para la absolución. Juan el
Bautista prepara el camino de Jesús apareciendo en el desierto, “predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón
de los pecados”. Lucas explica que “la voluntad de Dios” es el bautismo para el perdón de los pecados, “en
tanto que los Fariseos y los maestros de la ley, al no permitir que sean bautizados, ignoran la voluntad de Dios”. Este
completo rechazo al sacrificio de animales (y a la dieta carnívora que lo acompaña) no puede ser ignorado.
Segundo,
el sacrificio de animales se efectuaba en el Templo, siendo ésta la razón por la cual los Judíos vegetarianos de los tiempos
de Jesús estaban en contra del Templo. Jesús habla constantemente de desocupar el templo y demolerlo. Jesús entra en el templo
y lanza fuera de él a los cambiadores de dinero y a los comerciantes de animales. Él cita a Jeremías 7, lo que los Palestinos
del siglo primero habrían recordado:
Jeremías
7 muestra a Dios diciendo que Él nunca pretendió el sacrificio de animales, y también lo muestra haciendo la relación directa
entre el sacrificio de animales y el consumo de carne. Juan el Apóstol establece esto como el primer acontecimiento del ministerio
de Jesús, y lo sitúa con anterioridad al Sabat (“Como la Pascua estaba cerca, Jesús fue a Jerusalén. Hasta el patio
del Templo”). Entonces Jesús entra en el templo e impide que la gente sacrifique animales para la comida del Sabat.
El punto crucial es que aquella gente únicamente estaba vendiendo animales, y sólo para el sacrificio. Después la gente comía
la carne del animal sacrificado.
Tercero,
los Judíos vegetarianos, como una característica importante de su fe, celebraban una Pascua vegetariana perfectamente ortodoxa.
Juan ubica el primer milagro de la multiplicación en la época de Pascua, sin embargo los discípulos tan sólo preguntan a Jesús,
“¿Dónde compraremos suficiente pan para alimentar a toda esta gente?”, incluso sin tener en cuenta el cordero,
lo que seguramente habrían comido no sino hubieran sido unos vegetarianos opuestos al sacrificio de animales. La última cena
fue una comida de Pascua, y fue también, según parece, una comida vegetariana. Según Juan, Jesús expulsó del templo a quienes
sacrificaban animales para la Pascua, en un rotundo rechazo a la idea de que en la Pascua se requiere la muerte de un cordero.
Cuarto,
y último, la muerte de Jesús en la cruz es, para los Cristianos, el sacrificio final, y los seguidores de Jesús continúan
celebrando Su memoria con comida vegetariana, pan y vino.
Conclusión:
El
sacrificio de animales nunca fue parte del plan de Dios, como se puede constatar claramente en Génesis 1. El sacrificio de
animales era condenado por Dios por medio de los profetas y por medio de Jesús a lo largo de toda su vida. La oposición de
Jesús con respecto a la matanza de animales es una fuerte evidencia de su dieta vegetariana.
¿Si Dios no ordena el consumo de
carne, por qué hay tantas leyes acerca de que la carne es y no es pura, y por qué Jesús no condena plenamente el consumo de
carne?
Las Escrituras Hebreas (Antiguo
Testamento):
Hay
“leyes legítimas”, así como hay leyes que controlan la realización de guerras y la esclavitud. Las leyes legítimas
también son estrictas en lo que se refiere a desalentar el consumo de animales. Un Dios que es amoroso, compasivo y misericordioso
no tolera a los seres humanos que matan o esclavizan a otros, y tampoco tolera la explotación de animales. Las leyes sobre
lo legítimo, la esclavitud, y la realización de guerras se destinan para hacer que las guerras, la esclavitud, y el consumo
de carne sean menos violentos que las prácticas de la época. Por ejemplo, las Escrituras nos dicen que no debemos comer animales
mientras aún están vivos, lo que prohíbe así la práctica, común en esos tiempos, de cortar en trozos partes de animales (por
ejemplo, las jorobas de los camellos) mientras se les mantiene con vida y sumidos en un sufrimiento extremadamente impresionante.
Las
Escrituras Hebreas se han usado a través de los años para justificar muchas prácticas crueles y violentas (tal como el abuso
conyugal e infantil, la esclavitud, y la guerra). Es deplorable que se continúen usando para justificar la explotación de
animales.
Las Escrituras Cristianas (Nuevo
Testamento):
La
oposición de Jesús con respecto al sacrificio de animales y al templo, ambos fuertemente relacionados con el consumo de carne
en la cultura Palestina del siglo primero, habría sido entendida por sus oyentes como una oposición al consumo de carne. En
la respuesta a la pregunta anterior ya se habló acerca del sacrificio de animales.
Sin
embargo, en los cuatro Evangelios que se incluyen en nuestro Canon, no se ve a Jesús desaprobando la esclavitud, el sometimiento
de mujeres y niños, o muchas otras injusticias. Y de igual manera, éstas y otras injusticias han sido justificadas por los
Cristianos a través de los años. Pero el principal mensaje de Jesús, de misericordia y compasión, no puede reconciliarse con
lo que todos sabemos que ocurre en las granjas industriales y en los mataderos, los cuales son quizás los lugares más violentos
e inmisericordes sobre la tierra.
Finalmente,
Jesús habló en Arameo, los Evangelios se escribieron originalmente en Hebreo, y nuestras primeras traducciones son las versiones
Griegas del siglo cuarto aprobadas y alteradas por el Emperador Constantino, un consumidor de carne. Todas las versiones anteriores
se destruyeron por herejía. Según algunos expertos, Jesús condena el consumo de carne, pero en Evangelios que fueron suprimidos
y en pasajes que fueron editados en la temprana iglesia por escribas consumidores de carne. Por ejemplo, en El Evangelio de
los Esenios 1ª parte, El Evangelio de los Doce Santos, Jesús dice:
«En
verdad os digo, aquellos que participan de las ganancias que se obtienen lastimando a una de las criaturas de Dios, no pueden
ser justos; ni pueden comprender los asuntos sagrados, o enseñar los misterios del reino, aquellos cuyas manos están manchadas
con sangre, o cuyas bocas están contaminadas con carne».
«Dios
proporcionó los granos y las frutas de la tierra como alimento; y para el hombre verdaderamente justo no hay otro sustento
legítimo para el cuerpo…»
«Por
tal motivo les digo a todos los que desean ser mis discípulos, alejad vuestras manos de la matanza y no dejéis que ninguna
carne de cadáver entre en vuestras bocas, dado que Dios es justo y generoso y ordenó que el hombre viviera únicamente de las
frutas y las semillas de la tierra».
«Si
llega a vosotros alguien que coma carne o beba alcohol que quede en el patio exterior hasta que esté limpio de estos males
intolerables, pues hasta que lo comprenda y se arrepienta, no debe recibir los misterios superiores».
Y
en el Evangelio de Salud de San Juan, Cristo afirma:
«El
segundo gran Mandamiento que recibieron dice así: “Amarás al prójimo como a ti
mismo”. Con la palabra prójimo debe entenderse a todo ser viviente en
la Naturaleza, por ser una creación de Dios que debe ser respetada y protegida
por el hombre».
«El
que quita la vida al prójimo en realidad la quita a sí mismo, pues una muerte semejante se prepara para sí mismo. Y si mata
animales para comerse sus carnes, estas carnes se tornarán veneno en su cuerpo, envenenándolo, produciendo dolorosas enfermedades,
una vida llena de achaques, angustias y una muerte tormentosa. Por el dolor, la angustia, el miedo y el terror que el hombre
ocasiona a los animales en el momento de sacrificarlos, tarde o temprano tendrá que sufrir la misma semejante angustia, conforme
a la eterna Ley de Justicia y Amor, expresada en la siguiente sentencia: “Con la misma vara que midas serás medido”».
«El
Padre Celestial ha dicho: Os doy toda clase de hierba que crece en el campo, todas las legumbres y verduras que producen vuestros
huertos y también toda fruta de vuestras arboledas, para que os sirvan de alimentos; además, la leche de vuestros animales
y todos sus subproductos y derivados. Pero respetaréis la vida de esos animales, no los mataréis, ni comeréis sus carnes ni
su sangre, pues, así no quebrantaréis la suprema Ley de No Matarás. (…) Pero
el que mate un animal, aunque éste no lo ataque y sólo por el placer de matar, o por la carne, su piel o sus colmillos, éste
sí que quebranta la Suprema Ley de no matarás.»
¿No dijo Pablo que podemos comer
carne?
Hay
gran cantidad de controversia alrededor de las escrituras de Pablo, entre algunos Cristianos que las toman como absolutamente
precisas, y la mayoría de los expertos que concuerdan en que algunas de las cartas fueron escritas muchos años después de
su muerte. Pablo indudablemente escribía a una comunidad específica en un período específico de la historia. Sus escrituras
sobre el consumo de carne indican su deseo de incluir Gentiles convertidos (en su mayoría carnívoros) y los Cristianos Judíos
discípulos directos de Jesús (en su mayoría vegetarianos). Pablo tiene un gran deseo de reunir a los propietarios de esclavos
(Filemón) y a los comedores de carne, a pesar de la contradicción directa que tienen el consumo de carne y la esclavitud con
la recomendación de Jesús de que los seres humanos deben ser compasivos y misericordiosos.
Pablo
escribía a una iglesia profundamente dividida por una variedad de motivos. Por alguna razón, él respaldó la esclavitud (I
Corintios 7:20-24, Efesios 6:5, Colosenses 3:22, I Timoteo 6:1-2, Tito 2:9-10, Filipenses 1), el sometimiento de mujeres,
el celibato, y la obediencia completa de los niños. Las escrituras de Pablo se han usado a través de los años para justificar
la esclavitud, el abuso y el dominio conyugal e infantil (incluso el asesinato), la expansión Occidental y la masacre de Nativos
Estadounidenses. Es muy importante que seamos excepcionalmente cuidadosos en no emplear erróneamente las escrituras de Pablo
para justificar el cruel abuso que cometemos con los animales, el cual es inherente a su cría y matanza para transformarlos
en comida.
¿No somos los humanos naturalmente
carnívoros?
Realmente,
no somos carnívoros por naturaleza. Los animales carnívoros tienen colmillos curvos, garras, y un tracto digestivo corto (cuatro
veces el largo de sus cuerpos). Los seres humanos no poseemos garras ni colmillos. Tenemos molares planos y un tracto digestivo
largo (diez veces el largo de nuestro cuerpo) más apropiados para una dieta de vegetales, frutas, y granos. El cuerpo de los
animales carnívoros constituye una máquina perfecta para matar; sus estómagos tienen diez veces más ácido clorhídrico que
el del hombre para desdoblar rápidamente el alimento. Ellos son animales feroces y asesinos por naturaleza; no poseen sentimientos
y menos compasión hacia sus víctimas a las cuales devoran inmediatamente; o sea que comen carne fresca y su organismo está
diseñado para digerirla. Muchas mujeres y hombres serían incapaces de asesinar a un animalito cruelmente enterrándole, ellos
mismos, un afilado cuchillo en el corazón. No serían capaces de verlos chillar de dolor. El problema entonces es pagar a otros
para que maten —ojos que no ven, corazón que no siente. Además, comer carne es peligroso para nuestra salud; contribuye
a las enfermedades cardíacas, al cáncer, y a un sinfín de problemas de salud.
¿Los animales matan a otros para
sobrevivir, por qué no podemos hacerlo nosotros?
La
mayoría de los animales que matan para alimentarse no podrían sobrevivir si no hicieran tal cosa. Lo cual no es el caso para
nosotros. Estamos mejor sin comer carne. Además, no tomamos ejemplo de otros animales para nuestras conductas morales en otras
áreas. Por ejemplo, algunos animales pelean a muerte por un compañero, efectúan violaciones, o se comen a sus crías. Que ocurran
tales sucesos “naturales” no quiere decir que vamos a legalizar la violación, el asesinato, o el infanticidio.
La
realidad permanece: los mataderos y las granjas industriales son lugares violentos y sangrientos. Todos comprendemos que es
inmoral hacerle daño a un perro o un gato. Y es igualmente inmoral pagarle a alguien para que cause daño a un pollo, una vaca,
un cerdo, un pavo, o a cualquier otro animal.
Es
tan inmenso el número de animales criados para alimento que para los ganaderos es más lucrativo tener algunas pérdidas que
proveer condiciones humanas.
Jesús
llama sus seguidores a una vida de misericordia y compasión. Hay muchas maneras de mostrar compasión y respeto por los animales.
Puedes poner una calcomanía en el parachoques de tu automóvil, usar un botón, una camiseta, etc., todos estos son valiosos
métodos para mostrar tu apoyo a la protección de los animales y a la bondad.
Puedes
adoptar una dieta vegetariana humana y saludable (o adoptar el veganismo como estilo de vida), decidir no usar cuero ni pieles,
utilizar únicamente artículos de compañías que no prueban sus productos en animales, y evitar circos, zoológicos, plazas de
toros y otras actividades que aterrorizan a los animales.